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La leche materna es el mejor alimento para los bebés. Se recomienda que el bebé se alimente exclusivamente de leche materna durante los primeros seis meses de vida. Aquí encontrarás nuestros útiles consejos sobre lactancia materna para empezar con buen pie.
Antes de que llegue el bebé, tal vez te interese aprender cómo funciona la lactancia materna asistiendo a una clase o un taller en tu localidad con una matrona, de forma que ganes en confianza para cuando llegue el momento. También puedes hablar con amigas y familiares que ya hayan disfrutado de la lactancia y pedirle a tu pareja y a tu familia que se impliquen desde el principio, para poder contar con su apoyo.
La lactancia materna es una habilidad que la mayoría de madres pueden dominar fácilmente, aunque a veces se tarda un tiempo en determinar la mejor posición del bebé en el pecho. Estar cómoda y encontrar una postura con la que estés satisfecha facilitará la lactancia tanto para ti como para tu bebé.
Siéntate en una cama o en una silla cómoda que te sujete la espalda. Manten las rodillas ligeramente por encima de las caderas y utiliza un reposapiés si es necesario.
Si tus pechos son muy grandes, si te han practicado una cesárea o si tienes gemelos, una buena opción es sostener al bebé debajo del brazo.
La posición recostada te permite tumbarte mientras das el pecho, lo que significa que podrás relajarte en la cama.
Cuando encuentres la posición más cómoda, acerca el bebé al pecho y no el pecho al bebé. También, asegúrate de que el bebé puede inclinar la cabeza ligeramente hacia atrás mientras se alimenta.
El bebé se introducirá el pezón, la areola (la zona más oscura de la piel alrededor del pezón) y parte del tejido circundante en la boca, en función del tamaño de la areola. Sabrás que el bebé se ha enganchado correctamente al pezón si se ve más parte de la areola en su nariz que en la barbilla.
Una vez enganchado correctamente, el bebé succionará rápidamente para estimular el "efecto de bajada" y, a continuación, lo hará más lentamente cuando la leche empiece a fluir.
Una vez que empieces a producir leche (entre 2 y 5 días después del nacimiento), es recomendable que consigas que el bebé tome el primer pecho por completo antes de ofrecerle el otro. De esta forma beberá la rica leche del final, que le ayudará a tranquilizarse y ganar peso. No todos los bebés seguirán tomando del otro pecho, deja que sea él el que decida.
Ayuda al bebé a ingerir toda la toma estimulándolo si se queda dormido después de poco tiempo. Intenta cambiar de posición, quitar alguna prenda de ropa o acariciarlo.
La duración de la toma varía con cada madre y bebé. Puede durar entre 10 y 40 minutos, depende de la edad del bebé, de la técnica que emplees y del reflejo de bajada.
Si tu bebé no se engancha bien al pecho, la leche no fluirá correctamente y puede que el bebé no obtenga suficiente. Tampoco será cómodo para ti ya que, si tienes las mamas demasiado llenas de leche, podrían hinchársele o podrían dolerte los pezones.
Este dolor puede estar causado porque el pezón queda demasiado cerca de la parte delantera de la boca del bebé. La posición correcta es en la parte de atrás, cerca de su paladar blando. Si continúas teniendo dificultades, pide consejo a los profesionales de la salud.
Por último, si el bebé parece contento y tranquilo entre cada toma y está ganando peso a un ritmo estable, puedes estar tranquila: produces leche correctamente y la lactancia va bien.
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