Si bien hay un porcentaje de la que pasa a través de la piel que puede captarse con un bilirrubinómetro transcutáneo (TcB), no podemos afirmar que pase toda de un modo homogéneo”, indica el Dr. De Luca. Existen variables de múltiples factores: la edad gestacional, la temperatura de la piel y otras comorbilidades médicas.
En lo que respecta al diagnóstico, el Dr. De Luca indica que las mediciones de TcB con dispositivos como BiliChek son herramientas prácticas para prevenir los traumatismos asociados, y añade: “En mi investigación, el TcB resultó útil para reducir las muestras sanguíneas en más del 50% de los pacientes. Gracias a ello, se puede medir la bilirrubina en la piel y utilizar la medición como parámetro clínico".
“Por un lado, nos ahorra algunas muestras de sangre y, por otro, aporta información sobre la fisiopatología de la ictericia”, apunta el Dr. De Luca. Gracias a los dispositivos TcB no invasivos de 2ª generación, que miden la bilirrubina indirecta o no conjugada en la piel, se detecta mejor el riesgo de neurotoxicidad del recién nacido. Y con la información que proporcionan podemos establecer una correlación. Todo ello resulta muy interesante ya que, de lo contrario, la medición sería difícil”, afirma el Dr. De Luca.
Para continuar trabajando, el Dr. De Luca anima a difundir su investigación y a profundizar en los hallazgos que arroja. “Cualquier certeza, por pequeña que sea, de que los tests cutáneos pueden predecir mejor la bilirrubina cerebral, supondría un gran logro clínico".