La contaminación del ambiente en el hogar puede provenir de la cocina, de productos de limpieza o del pelo que sueltan tus mascotas, por ejemplo. Los muebles, la pintura o el papel tapiz nuevos también emiten gases y contaminantes orgánicos volátiles. Además, el aire interior que ya está contaminado puede mezclarse con contaminantes externos. Incluso si tienes las puertas y las ventanas cerradas, los alérgenos y las partículas pequeñas pueden entrar en tu casa a través de los conductos de ventilación. El polen es también un alérgeno común en interiores, y causa síntomas de alergia en algunas personas. Otro motivo de alergia en interiores es el polvo, que contiene ácaros, minerales y otras partículas que pueden ser la causa de reacciones alérgicas graves y asma.

Para que el moho, las bacterias y los virus no crezcan ni se propaguen, se debe mantener una humedad de entre el 40 y el 60 % en el hogar. Una habitación con niveles de humedad óptimos cuenta con un ambiente más agradable, facilita la respiración y evita que la piel se seque.