Gestión sanitaria basada en valor
La nueva gestión sanitaria pide un cambio de paradigma. Las métricas de volumen de la asistencia (listas de espera, número de camas, número de pacientes…) ya no son suficientes para medir la calidad de la atención prestada y los resultados para la población. “El cambio de cultura o de paradigma debe suponer pasar de medir la “satisfacción” (está ya claro que más del 80% de usuarios están satisfechos o muy satisfechos) a trabajar para reorientar los servicios de acuerdo con las expectativas de los pacientes a fin de mejorar su experiencia.”, comenta Josep Pomar, director gerente del Hospital Universitario de Son Espases (Palma de Mallorca). Opinión que comparte Luis Rodríguez Padial, presidente de la Fundación Signo, “en la sanidad es importante evaluar no solo la actividad que se realiza (sería el volumen) sino los resultados de la misma en el paciente en cuanto a supervivencia y calidad de vida, fundamentalmente y el coste de la misma. Esta sería la sanidad basada en valor”.
Una preocupación global que se está convirtiendo en tendencia y que propone un nuevo enfoque para el diseño de la atención sanitaria, basado en un triple reto: reducir los costes per cápita de la atención sanitaria, mejorar los resultados clínicos de la población y mejorar la experiencia de los pacientes.
Sanidad centrada en el paciente
Suena paradójico pero a pesar de que el paciente es la razón de existir de las organizaciones sanitarias, frecuentemente las mismas operan bajo una lógica que cumple más con las necesidades de la organización que con las de los pacientes. Para ello, es necesario un cambio de cultura organizativa de los centros sanitarios, un rediseño de los procesos que rompa las barreras asociadas a las rigideces de las administraciones. La propia de la concepción por especialidades (oncología, digestivo, neumología…) dificulta una visión integral y coordinada. Los servicios no comunican entre sí. Es necesario “poner al paciente en el centro y no a los servicios específicos; esto daría sentido a unidades que engloben varios servicios para tratar una patología concreta.”, destaca Padial.
Por ello, los expertos subrayan la necesidad de incorporar la visión del paciente en el diseño de los espacios y procesos: design thinking; aceptar e integrar la opinión del usuario en la toma de decisiones clínicas de forma que estas sean comprendidas y compartidas; y prestar atención a los procesos de información y comunicación, facilitando que esta sea accesible y comprensible.
En este contexto, Pomar introduce experiencias como la de Sant Joan de Deu con el concepto de “Hospital Líquido”, el hospital que rompe barreras, que sale de las cuatro paredes y va al encuentro del paciente.
Para ello, la tecnología sanitaria y el concepto de “conectividad sin barreras” que ofrece constituyen una herramienta fundamental para reorientar la gestión de los servicios sanitarios hacia las necesidades de los pacientes y por lo tanto, hacia el valor.
Tecnología-datos-personas
Durante el taller sobre gestión, los expertos aclararon que el concepto de seguimiento y control de valor de una tecnología sanitaria debe ser aplicado no solo a los grandes equipos de diagnóstico por imagen, radioterapia…, sino también a la revolución digital que va más allá de la informatización, esto es la revolución de los datos, la inteligencia artificial o internet de las cosas.