Madrid, España – El primer documento de consenso internacional sobre recomendaciones para la realización de resonancia magnética en ensayos clínicos o investigación experimental en infarto de miocardio, coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), concluye que el tamaño del infarto absoluto, es decir, el porcentaje de ventrículo izquierdo que queda dañado de forma irreversible, debe ser el objetivo principal a valorar en los estudios que evalúen el efecto de nuevos tratamientos en este contexto. Además, se recomienda que la prueba de resonancia magnética debería realizarse entre el día 3 y 7 tras el infarto.
En los últimos años ha habido un incremento exponencial del uso de la resonancia magnética post-infarto para predecir el pronóstico de los pacientes, conocer mejor los cambios que ocurren en el tejido cardiaco y evaluar el beneficio de las terapias administradas a estos pacientes. El desarrollo tecnológico enorme de esta técnica ha generado multitud de nuevas opciones basadas en resonancia magnética para estudiar estos aspectos. Este documento, liderado por el Dr. Borja Ibáñez, Director del Departamento de Investigación Clínica del CNIC, cardiólogo del hospital Fundación Jiménez Díaz y miembro del CIBERCV, y por el Dr. Valentín Fuster, Director General del CNIC, Director del Instituto Cardiovascular y Director médico del Mount Sinaí Hospital de Nueva York, nace de la necesidad de guiar a la comunidad cardiovascular para la aplicación de los mejores protocolos, las mejores técnicas y las situaciones más adecuadas para realizar una resonancia magnética tras un infarto. El documento se publica hoy en una de las revistas de mayor impacto en el campo cardiovascular, Journal of the American College of Cardiology (JACC).
“Este tipo de documentos de consenso sirven de guía para que se homogeneicen las pautas de uso de esta herramienta tan potente –explica el Dr. Borja Ibáñez-. En la actualidad hay multitud de ensayos clínicos que utilizan esta técnica para evaluar el resultado principal, pero es muy complicado comparar unos estudios y otros debido a que se utilizan protocolos muy diferentes”. Según el primer firmante del trabajo, “debido a que el infarto de corazón afecta a millones de personas en el mundo cada año, y es un campo muy activo de investigación, las implicaciones de este documento de consenso son enormes”.
El Dr. Valentín Fuster destaca que “la resonancia magnética es una de las mejores pruebas para estudiar el corazón tras un infarto. Permite analizar su anatomía, función y composición del tejido de una forma muy precisa sin necesidad de utilizar radiación. Es la prueba ideal para evaluar el efecto de nuevas terapias en el infarto agudo de corazón. Sin embargo –señala el Dr. Fuster-, no existían recomendaciones sobre las medidas a realizar en los estudios de resonancia magnética y el momento de hacerlas para evaluar el efecto de estas terapias”.
Además de determinar que el objetivo principal en los estudios que evalúen el efecto de nuevos tratamientos debe ser el tamaño del infarto absoluto, el informe recomienda que la prueba de resonancia magnética debería realizarse entre el día 3 y 7 tras el infarto.