La Organización Mundial de la Salud, que insiste en la importancia de la lactancia para el desarrollo del bebé, recomienda comenzar la lactancia materna en el plazo de una hora desde el nacimiento y continuar, como mínimo, durante 24 meses para garantizar el óptimo crecimiento de los neonatos.
Además, diferentes estudios biológicos y epidemiológicos muestran que la decisión de no amamantar tiene importantes efectos negativos sobre la nutrición, desarrollo y salud del niño y de la madre. La alimentación con leche materna es la intervención sanitaria que, con menores costes económicos, consigue mayores beneficios sobre la salud del individuo.
Entre los muchos beneficios que aporta la lactancia materna se destacan: la disminución de las infecciones gastrointestinales y de las vías respiratorias, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y el sobrepeso en la edad adulta; el fortalecimiento del sistema inmunitario y de su repuesta a la vacunación; mejora de las habilidades motoras y desarrollo temprano del lenguaje