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    Romper el círculo: cómo librarse de la cafeína

     

    La cafeína es un estimulante químico natural que suele encontrarse en el café, el té, los refrescos y las bebidas energéticas. Según la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, en torno al 80 % de la población adulta del país ingiere alguna clase de cafeína a diario.

     

    Cómo actúa la cafeína en el organismo

    La cafeína estimula el sistema nervioso central (SNC) para hacer que se sienta más alerta. La adenosina es una sustancia química presente en el organismo cuya función es inducir el sueño. La cafeína imita el funcionamiento de los receptores de la adenosina y cuando entra en el cuerpo se une a los receptores, actuando como la adenosina y engañando al organismo para que piense que no es la hora de dormir. Si consume grandes cantidades de cafeína, el cerebro responde produciendo más receptores de adenosina, que hacen que esté despierto. Con el tiempo, necesitará una dosis cada vez mayor de cafeína para mantenerse despierto.

     

    La cafeína también incrementa el aporte de adrenalina en el organismo. Esto eleva la frecuencia cardíaca y favorece el bombeo del flujo sanguíneo y abre las vías respiratorias. Mientras está en el cuerpo, la cafeína evita que su sistema reabsorba la dopamina, el neurotransmisor químico que regula el placer, y esto es lo que proporciona esa sensación de bienestar. Este efecto de la dopamina es lo que contribuye a hacer que el café sea tan adictivo y es la razón por la que necesita cada vez más para sentirse bien.

     

    Cantidad recomendada

    Si bien la cafeína afecta a cada persona de una manera diferente, la FDA recomienda que los adultos sanos consuman una cantidad inferior a 400 miligramos diarios. Esto equivale aproximadamente a unas cuatro o cinco tazas de café. Se desaconseja que los niños tomen cafeína y las personas con problemas de salud deberían consultar a un médico para cerciorarse de que la pueden tomar con seguridad. Los niveles de cafeína suelen alcanzar su punto álgido dentro del organismo en el plazo de una hora, aunque algunas personas notan los efectos en apenas 15 minutos. Entre cinco y seis horas después de consumir la cafeína, la mitad de la cantidad ingerida permanece en el organismo y pueden pasar diez horas o más hasta que se elimine por completo del torrente sanguíneo.

     

    Efectos sobre el sueño

    Incluso tomándola solo en las cantidades recomendadas, la cafeína puede afectar al sueño. En algunas personas, consumir café 6 horas antes de acostarse puede reducir el tiempo de sueño total en al menos 1 hora. Se recomienda evitar la cafeína por completo mediada la tarde para evitar que altere el sueño. La cafeína no puede sustituir un descanso adecuado ni se debe utilizar en lugar del debido reposo de toda la vida.

     

    Efectos a largo plazo

    Existen varios efectos a largo plazo que se asocian a un elevado consumo de cafeína. Algunos de los síntomas se indican a continuación:

     

    • Dificultad para dormir, inquietud
    • Irritabilidad y dolores de cabeza
    • Debilidad y fatiga
    • Náuseas, vómitos
    • Diarrea
    • Aumento de la sed o del volumen de orina
    • Frecuencia o ritmo cardíaco irregular
    • Convulsiones o confusión

     

    Abstinencia

    Si no se tiene cuidado, con el tiempo, el organismo puede volverse dependiente de la cafeína y necesitarla para funcionar. Dejar de tomar cafeína de golpe puede hacer que el cuerpo pase por un proceso de abstinencia o desintoxicación. Algunos de los síntomas característicos son dolores de cabeza, fatiga, somnolencia, irritabilidad, dificultad para concentrarse e incluso síntomas que se asemejan a los de la gripe. Los síntomas pueden iniciarse a las 12-24 horas y pueden durar hasta siete días.

     

    Para evitar que el organismo sufra un proceso de abstinencia, lo más conveniente es deshabituarse poco a poco del consumo de cafeína en un periodo de dos a tres semanas. Adopte otras opciones bajas en cafeína, como el café descafeinado o el té, que pueden ayudar a que el cuerpo se acostumbre paulatinamente a desenvolverse sin la cafeína. Preste especial atención a las etiquetas de las bebidas y consulte los niveles de cafeína. Aumente la ingesta de agua. El agua no solo es una opción más saludable, sino que puede servir para eliminar la cafeína del organismo y mantenerse hidratado. Procure no consumir café a diario o limite el consumo a una taza y, lo que es más importante, esté atento a cualquier indicio o síntoma de un exceso de cafeína.

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